Carlos del Amor: «Lo cotidiano me gusta porque estamos rodeados de héroes anónimos»

GAIZKA ESPARZA

Su voz y sus crónicas son inconfundibles. Gracias a su trabajo en el área de Cultura de los Servicios Informativos de RTVE, Carlos del Amor ha cubierto los principales festivales de cine del mundo y ha entrevistado a numerosas personalidades de la cultura. Es además colaborador habitual en varios programas de radio y ha escrito artículos para diferentes revistas. En 2012 publicó un libro de relatos, La vida a veces, y ahora se estrena con su primera novela, El año sin verano. El periodista murciano contextualiza su trama en agosto de 2013, aquel agosto en el que, según los meteorólogos, no iba a haber verano. Un mes en el que el protagonista se quedó solo en su edificio, para poder escribir, y se encontró con un manojo de llaves que le permitió entrar en todos los pisos y descubrir la intimidad de sus vecinos.

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En uno de los capítulos leemos: «Nadie cuenta o contamos la realidad al pie de la letra; inventamos o maquillamos lo que vivimos para hacerlo un poco más interesante» ¿Es esto lo que has hecho tú en El año sin verano?

Permite que me acoja al secreto profesional. Digamos que está inspirada en hechos reales, que hay mucho de verdad, y que la ficción es un maravilloso instrumento que me sirve para redondear la historia. Me gusta el juego de que realidad y ficción se confundan, que no quede clara la línea que separa ambas. Todo es realmente ficticio en El año sin verano, como prueba empieza con una noticia que luego no fue verdad.

¿La idea de mezclar realidad y ficción en una misma historia, fue tuya o de algún amigo que te escribió un correo electrónico, como hace un tal Antonio en la novela?

Antonio quería que me alejara de lo que escribía habitualmente, que inventara un nuevo Carlos, pero es complicado partir de cero. Así que le hice caso sólo en un par de consejos. También quería alguna escena más tórrida dentro de la historia de amor, pero me contuve, aunque algo hay. Una pregunta, ¿cómo sabes que existe Antonio?  (Risas)

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Tal y como ya sucedió en La vida a veces, lo cotidiano adquiere una especial relevancia también en esta nueva publicación. ¿Qué diferencias ha habido a la hora de crear uno y otro libro? ¿Por qué ese interés por lo cotidiano?

Sobre todo el tiempo y la paciencia. Al sentarme al escribir un relato ves la orilla relativamente cerca, en una novela no ves tierra durante mucho tiempo, y encima tienes la duda de si la verás algún día. Lo cotidiano me gusta porque estamos rodeados de grandes historias y héroes anónimos, en ellos pongo el foco.

¿Se puede decir que El año sin verano es una novela que habla fundamentalmente de sentimientos?

Sí, de amor, traición, pasión, incertidumbre, esperanza. Es una novela de sentimientos, pero no sentimental.

Al contrario de lo que pasa en otros países de Europa, aquí usamos persianas, cortinas… Esto hace que las casas de nuestros vecinos sean un autentico misterio. ¿Tienes la sensación de que cada vez conocemos menos a la gente que nos rodea?

Nos rozamos con gente todos los días, en el ascensor por ejemplo, pero no nos tocamos. Quiero decir que alguien a quien vemos casi a diario, es probablemente un gran desconocido. En el ascensor saludamos y miramos para otro lado, en la calle no sabemos nada del camarero donde tomamos café o el que nos vende el pan. Estamos rodeados de conocidos tremendamente desconocidos.

Muchos creadores, ya sea del ámbito de la música o del cine, suelen decir que les cuesta especialmente sacar adelante sus segundos trabajos. ¿Tuviste momentos de bloqueo creativo como le sucede al protagonista de la novela?

Un poco. Sobre todo cuando una historia fue sustituida por otra, cuando se me cruzó esta historia y di carpetazo a «Entre sueños». Empezar de cero es muy complicado.

FOTO: Carlos Herraiz.
FOTO: Carlos Herraiz.

En esta historia coral, los personajes están especialmente bien construidos. Esto hace que sea carne de adaptación cinematográfica. ¿Te ves en un futuro haciendo una crónica en los informativos sobre el estreno de una película basada en tu novela?

Haciendo la crónica no, pero verla en el cine sería un sueño. ¿Conoces a algún director que se anime?

Los recuerdos, y su peso en nuestras vidas, están muy presentes en toda la novela. Incluso haces una pequeña reflexión en torno a la posibilidad de borrar las malas vivencias como sucede en la película Olvídate de mi. ¿Si tuvieras la oportunidad de hacerlo, lo harías?

Creo que somos lo que hemos vivido, y que aprendemos de los malos momentos, para crecer los necesitamos. No, no los borraría.

Las referencias culturales en el libro son múltiples. Hay guiños al cine, a la literatura, a la pintura y a la música. Entre esas recomendaciones que Antonio le hacía al protagonista vía email, estaba la de hacer una mención de una canción de Los Planetas en la novela ¿De haber cuadrado, cuál hubiera sido esa canción?

«Los Planetas» es una de mis bandas favoritas y me apetecía que aparecieran en la novela, así que podemos decir que aparecen aunque sea de esta forma. Yo creo que la canción que sonaría, podría ser la de De viaje, sabes, «vamos de viaje a galaxias infinitas…» yo añado que en globo. O No sé cómo te atreves: «no tenía que haber venido, pero dónde puedo estar mejor que aquí contigo…» que podría cantar Héctor.

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