Alex Txikon acumula rabia y consuelo a su vuelta de la expedición invernal del Nanga Parbat

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REDACCIÓN BBN

Alex Txikon ha valorado esta mañana en Bilbao su última expedición #NangaWinter2015. Señala que «la rabia y el cabreo son monumentales porque anduvimos muy cerca, pero me consuela pensar que, de haber seguido, el panorama hubiera sido más«.

No hay duda de la dureza de la alta montaña, más si la expedición es en pleno invierno, y mucho más si te quedas a pocos metros de la cumbre. La confusión del ataque de la noche del pasado 13 de marzo junto a las circunstancias que se presentaron horas después, obligaron al equipo formado por Alex Txikon, Ali Sadpara y Daniele Nardi a descender.

En la entrevista que publicó el 19 de marzo en su propio blog, Alex señalaba desde Islamabad que “Al menos no nos negarán haberle puesto ganas” y relataba lo que realmente ocurrió aquella mañana de esta forma: «Nos levantamos a la 01:00 de la mañana y para las 03:00 estábamos en marcha. El plató que va del C4 (7.200m) al trapecio cimero lo cruzamos a muy buen ritmo, súper bien. Yo tuve algún problema con la luz frontal y me quedé un poco atrás, pero ya desde la distancia me fui dando cuenta de que Ali no iba fino: quiso meterse por el primer corredor, luego por el siguiente… y yo gritando desde atrás “¡Ali! ¡Que no! ¡Tenemos que ir en travesía hacia el Este hasta llegar a la base de la cima principal! Y él me respondía que no. Fuimos avanzando a bronca limpia, y tiramos demasiado al Este, hasta que Ali dijo que no, que desde allí ere imposible seguir para arriba, que nos habíamos pasado; y me sentí culpable. De vuelta hacia el C4, lo intentamos de nuevo, más al Oeste, pero Ali seguía empeñado con que nos habíamos equivocado y no quedaba otro remedio más que volver al C4. Yo, la verdad, lo veía factible, pero Ali lo negaba una y otra vez, a Daniele tampoco lo sentía muy por la labor de insistir y además, como te decía, me sentía culpable, pensaba que habíamos metido la pata por mi culpa. Contacté con CB para informar que nos volvíamos; estaba temblando de frío, allí arriba no te puedes permitir estar quieto, y me apresuré a cerrar el walkie sin ni siquiera preguntar cómo se veía la cosa desde allí abajo. No sé, ahora comprendo que fue una mezcla de muchos factores: el extraño comportamiento de Ali, el cansancio acumulado tras tres noches sin apenas dormir, el sentimiento de culpabilidad, el frío…. la situación era complicada. Y al final… para abajo. Si te digo la verdad, nada más enfilar hacia el C4, fui consciente de estar perdiendo una gran oportunidad, y supe también que no habíamos fallado del todo».

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