La Guardia Costera italiana mantiene la búsqueda de los 400 inmigrantes desaparecidos en el mar Mediterráneo después de que la embarcación en la que huían de Libia naufragara durante el día de ayer. La organización Save The Children trabaja en estos momentos sobre el terreno ayudando a las autoridades en las labores de acogida e identificación, de los 150 supervivientes trasladados a la región de Calabria.
Esta nueva tragedia coincide con el significativo repunte del flujo migratorio en esta zona mediterránea, tal y como ha relatado a BBN Eva Silván, responsable de la sede en Euskadi de Save The Children: “Italia es la principal puerta de entrada al continente europeo, y lo que nos cuentan desde allí es que desde el 1 de abril han llegado más de 5.000 personas a sus costas. Nuestros compañeros están intentando atender esta situación, pero estos repuntes nos colocan en una situación muy complicada porque no se cuentan con los recursos necesarios para dar la atención humanitaria que estas personas requieren y se merecen”.
La llegada del buen tiempo y la inestabilidad de países como Libia y Siria están detrás del incremento en el número de personas que están llegando a las costas italianas en los últimos días. Se teme que entre los desaparecidos del naufragio de ayer haya un elevado número de niños y niñas. “El año pasado a las costas italianas llegaron 12.000 menores, y de estos muchos llegaron solos. Se está produciendo un hecho alarmante, y es el que muchas familias están mandando a sus hijos e hijas en estos barcos porque es la única salida que encuentran para darles un futuro mejor. Lo más dramático es que están muriendo en aguas internacionales, sin que nadie haga nada para resolver esta situación, más allá de lo que podemos hacer desde organizaciones como la nuestra”, lamenta Eva.
Un compromiso ético
Por ello, desde la ONG creen que debería haber un acuerdo europeo que ponga en la agenda política el problema migratorio para que se visibilice como algo que nos afecta a todos. Se trata de una cuestión que tiene sus causas fundamentales en la desigualdad, en la pobreza y en la inestabilidad económica y política que viven muchos países de la región árabe y del África subsahariana. “Por un lado, la Unión Europea debería invertir más fondos de cooperación al desarrollo en estos países, y por otro mantener un compromiso moral y ético con la población que llega a sus aguas, garantizando los recursos necesarios para poner en marcha las misiones de rescate para que no muera ninguna persona más en el mar”, explica Eva.
Sin embargo, parece que las autoridades comunitarias no están respondiendo adecuadamente a llamamientos como el que se hace desde Save The Children. “Lamentablemente el año pasado se suspendió un programa del Gobierno italiano llamado Mare Nostrum, que destinaba algo más de 9 millones de euros al mes al rescate, identificación y acogida de inmigrantes. Se suspendió porque la UE puso en marcha la misión Tritón, con muchísimo menos presupuesto (2,9 millones al mes)”, se queja la responsable de la ONG en Euskadi.