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Durante la jornada «Zona de Bajas Emisiones: Retos y Oportunidades para la movilidad urbana», organizada por Arup y MWCC, se debatió la necesidad de integrar: medioambiente, movilidad, urbanismo, finanzas públicas y digitalización. Este ha sido el primer año en el que Madrid ha conseguido cumplir con la normativa europea de la calidad de aire, superando todas las pruebas realizadas
Arup, la firma global de desarrollo sostenible, y Madrid Capital Mundial (MWCC) han organizado la jornada «Zona de Bajas Emisiones: Retos y Oportunidades para la movilidad urbana», que contó con la participación de los principales actores en materia de movilidad urbana del país.
Así, esta cita, que tuvo lugar en la sede del Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid (COAM) el 22 de febrero, repasó los principales retos y oportunidades para la movilidad urbana, teniendo muy en cuenta las características retadoras de una ciudad como Madrid, donde se producen más de 12 millones de desplazamientos en transporte público y privado.
Tal y como se indicó en el evento, este es el primer año en el que Madrid ha conseguido cumplir con la normativa europea de la calidad de aire, superando todas las pruebas que se han hecho. De esta forma, en la apertura de las jornadas, el coordinador general de movilidad del Ayuntamiento de Madrid, Federico Jiménez de Parga, destacó la importancia de Madrid 360 como estrategia de sostenibilidad ambiental de la ciudad.
En la primera mesa redonda, moderada por Ángel Zarabozo (MWCC), Paloma Alonso Garcia-Puente (MITMA), Ismael Aznar (PwC) y Miguel Prieto (Arup), se debatieron los aspectos previos de definición, normativa, criterios de planificación y modelos de diseño de las Zonas de Baja Emisión (ZBE), así como los retos y dificultades para su implantación, las ayudas públicas para su puesta en marcha, y el efecto favorable de la digitalización y de los ITS (Sistemas Inteligentes de Transportes).
Durante su intervención, Miguel Prieto, director asociado de Arup en España, incidió en la necesidad de integrar las diferentes materias que constituyen el problema: medioambiente, movilidad, urbanismo, finanzas públicas y digitalización. Además, recalcó la necesidad de incrementar la «sensibilidad para comprender que no todos los territorios tienen las mismas necesidades de movilidad, si bien el gran volumen de municipios afectados debe aunar esfuerzos. Es importante involucrar a todos los agentes, fomentar la colaboración público-privada en un sentido amplio». También resaltó la importancia de «dar el empuje necesario al gemelo digital que aúne los distintos sistemas de infraestructuras urbanas».
Centrada en los retos tecnológicos, la segunda mesa de debate estuvo moderada por José Luis López Oliete (Arup) y en ella, Andrea Dall’Oglio (Cintra), Miguel Melchor García (Abertis), Ignacio Valor (Suez), Álvaro Rodriguez (VOI) y Eugenia del Río (COAM), que debatieron sobre las ITS en vehículos e infraestructuras, micromovilidad y las ZBE desde un punto de vista social y ambiental.
Así, durante el debate se concluyó que las ZBE persiguen la reducción de las emisiones de gases contaminantes de los vehículos a motor con combustible fósil, contribuyendo así a los objetivos de desarrollo sostenible, a la mejora de la calidad del aire y de los niveles de ruido. La idea es actuar sobre la movilidad urbana y metropolitana por medio de limitaciones y control de acceso de vehículos a motor, en función de su etiqueta ambiental, con el objetivo principal de provocar una reducción de la movilidad privada y un aumento de la sustitución del parque móvil.
La medida es, sin duda, una oportunidad para la mejora de la calidad del aire, y conseguir, en consecuencia, un ambiente más saludable para la ciudadanía. Sin embargo, su implantación no debe entenderse como un ente aislado o una simple gestión de accesos.
En este sentido, se trata, por un lado, de incorporar la ZBE dentro de la gestión integral de la movilidad de la ciudad, de forma planificada y coordinada con todas las agencias públicas y/o privadas implicadas, en base a una gestión de eventos y planes de respuesta automatizados y con su consiguiente plan de comunicación a todos los usuarios afectados– visitantes y residentes en zonas periféricas- poniendo al ciudadano en el centro de la propuesta. Para ello, es clave incorporar la tecnología necesaria para gestionar toda la información, incorporando modelos predictivos para una gestión proactiva de la capacidad disponible.
Para David García Nuñez, presidente de MWCC: «Las ZBE marcan el camino de unas ciudades más sostenibles, con una mejora de la movilidad basada en la coordinación, innovación y servicios públicos. Madrid es el claro ejemplo de cómo ejecutar una estrategia de sostenibilidad ambiental que mejore la calidad de vida de los ciudadanos».
Fuente Comunicae