Carlos Brea y Alex Sánchez: «Queríamos trabajar en algo de lo que nosotros mismos fuéramos usuarios convencidos»

Carlos Brea (izquierda) y Alexander Sánchez, creadores de WIMy. FOTO: Archivo
Carlos Brea (izquierda) y Alexander Sánchez, creadores de WIMy. FOTO: Archivo
Carlos Brea (izquierda) y Alexander Sánchez, creadores de WIMy. FOTO: Archivo

 

JAVIER M. DE LA HORRA

A mentes frágiles, soluciones creativas. Es el concepto en el que han trabajado Carlos Brea y Alexander Sánchez, dos jóvenes vizcaínos que han desarrollado un práctico sistema, el WIMy, que nos permite estar permanentemente conectados a nuestros objetos o seres queridos con nuestro teléfono móvil para evitar perderlos y encontrarlos rápidamente. WIMy es poco más grande que una moneda, se coloca a aquello que no deseamos perder y, al estar vinculado a nuestro teléfono (smartphone), nos avisa cuando se aleja y, en caso de extravío, es el único sistema de su categoría hasta la fecha capaz de indicarnos la dirección en la que se encuentra.

La tecnología utilizada permite que WIMy funcione en situaciones sin cobertura, en un rango de hasta 50-60 metros, consume muy poca batería y la pila de botón es fácilmente reemplazable. Aunque por olvidadizos somos muchos los potenciales usuarios, este sistema está dirigido a padres jóvenes con hijos pequeños; dueños de mascotas; grupos de escolares… También puede ser de gran utilidad en centros comerciales, parques y otros espacios públicos.

Para empezar a comercializar WIMy, AppKideak ha lanzado una campaña de preventa en el portal Indiegogo en el que se podrá adquirir WIMy a precios desde 25 euros las primeras 100 unidades. Para el resto de la campaña, se podrá adquirir WIMy a 30 euros por unidad. Posteriormente, el precio de venta al público será de 35 euros.

El dispositivo es una muy buena opción para no perder a tu mascota. FOTO: Appkideak.
El dispositivo es una muy buena opción para no perder a tu mascota. FOTO: Appkideak.

Carlos (Getxo, 32 años) y Alexander (Erandio, 30 años) forman parte de la startup vasca Appkideak. La empresa ha sido creada recientemente y ya cuenta con el respaldo de la Diputación de Bizkaia y de otras instituciones como la Universidad de Deusto o la SPRI. Asentada en Bilbao, ha sido finalista de diversos premios de emprendimiento, como Sua Sariak o Prestik 14, así como ganadora local del programa Yuzz, auspiciado por el Banco Santander, que ha permitido a un miembro del equipo viajar a Silicon Valley (California), considerada la cuna de la innovación mundial, a presentar este proyecto.

Tras esa visita a `la meca´ de los emprendedores, en BBN hemos charlado con ellos. Esto es lo que nos han contado:

¿Cómo se os ocurre esta idea? ¿Fruto de cabezas olvidadizas?

Tenemos que confesar que somos bastante despistados. Cada uno a su manera, si no eran las llaves lo que no aparecía, era la sobrina en el parque la que se perdía de vista. Así que nos pusimos a investigar un poco si era solo cosa nuestra, o de verdad la gente perdía tanto tiempo buscando las cosas de valor del día a día. Así fue cómo encontramos varios estudios que decían que solemos dedicar un año entero de nuestra vida a buscar cosas que sabemos que tenemos, pero no sabemos dónde hemos dejado. Paralelamente, empezamos a ver si existía algo que nos pudiera avisar a nuestro smartphone, antes de que perdiéramos algo. Vimos que la tecnología ya permitía poner en marcha alguna solución en ese sentido, y así fue como empezamos a desarrollar WIMy.

Habéis estado recientemente en la meca del emprendizaje y de la creación, en Silicon Valley. ¿Qué os ha parecido la experiencia? ¿Qué os ha llamado la atención?

La experiencia fue muy intensa, pues la agenda del viaje estaba muy llena, ya que en Silicon Valley hay multitud de eventos de networking y reuniones informales para poder hacer contactos. Además, tuvimos ocasión de visitar algunas de las empresas punteras del sector tecnológico, y conocer más de cerca sus metodologías de trabajo. Sin embargo, como cualquier otro lugar, tiene sus pros y sus contras. La competencia es feroz, pues en San Francisco se concentra lo mejor de cada casa. Los proyectos pueden crecer a más velocidad, pero sin un socio americano y una idea de negocio validada en tu lugar de origen, es complicado acceder a los grandes círculos de inversión. Una de las cosas que más nos sorprendió fue la sinergia entre Universidad-Empresa, un factor que podríamos importar a Europa. De todas formas, sí que es cierto eso que dicen de que un inversor te dará 5 minutos de su tiempo. Lo demás depende de ti.

El dispositivo WIMy es del tamaño de una moneda. FOTO: Appkideak
El dispositivo WIMy es del tamaño de una moneda. FOTO: Appkideak

¿Dónde trabajáis? ¿Es una oficina tipo Silicon Valley que tiene multitud de atracciones para fomentar la creatividad?

Algo parecido. Al principio empezamos en nuestro «garaje» particular, un hueco en el sofá de nuestra casa, una silla en la cocina… Despúes hemos tenido la fortuna de pasar a trabajar en algunas zonas de co-working, como el Design Kabi de BEAZ o DeustoKabi de la Universidad de Deusto, donde lo más importante son el resto de proyectos y personas con los que compartes espacio, que se encuentran emprendiendo en fases parecidas a la tuya, y de los que siempre acabas aprendiendo algo o incluso encontrando puntos de colaboración. Además, siempre encuentras apoyo para los momentos bajos, y ánimo cuando toca felicitar los buenos. Se termina siendo como una gran familia, y en cada etapa vas conociendo a miembros nuevos.

¿Por qué y cuándo decidís montároslo por vuestra cuenta?

Lo cierto es que quien más quien menos, a todos nos había atraído alguna vez el tema de emprender. Y fue la mezcla entre el detectar una necesidad que no éramos capaces de solucionar con lo que había en el mercado, y el querer lanzar algo por nuestra cuenta lo que nos ha llevado a aventurarnos con este proyecto y desarrollar WIMy. Queríamos trabajar en algo de lo que nosotros mismos fuéramos usuarios convencidos. Eso fue lo que nos hizo empezar a gestarlo todo, y cuando conseguimos una subvención de innovación, fue cuando terminamos de embarcarnos por completo.

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