El cohousing, a debate en el faro de la economía social de FECOMA

/COMUNICAE/

En 2050, la población española será una de las más envejecidas del mundo. Ante esta situación, la sociedad del país -también la madrileña- empieza a moverse. Son muchas las personas que no quieren que nadie decida sobre su vejez y que buscan un envejecimiento activo

El faro de la economía social de FECOMA -debate mensual que la Federación de Cooperativas y de la Economía Social de Madrid lleva a cabo en La Casa Encendida- se ha dedicado, en marzo, a un tema cada vez más en boga, como es el cohousing o las viviendas colaborativas.

En 2050, la española será una de las poblaciones más envejecidas del mundo. Ante esta situación las sociedad del país -y la madrileña- está empezando a actuar. Cada vez son más las personas que no quieren que nadie decida sobre su vejez y no quieren vivir con sus hijos o en una residencia de mayores, sino que apuestan por un envejecimiento activo, ahora que la esperanza de vida es alta (84,6 años de media en Madrid según el INE con datos de 2021) y que, después de la jubilación, aún tienen vitalidad y energía.

En este contexto, muchas personas se plantean vivir en una comunidad colaborativa, es decir, en viviendas en las que cada una tiene su propio espacio vital, pero compartiendo zonas comunes. En estas comunidades todo se decide de una manera democrática, una persona un voto. Este es el resumen de lo que es el cohousing senior, para mayores de 65 años. Aunque también hay fórmulas intergeneracionales, a las que el faro también dio voz.

Presentó la Jornada Carlos de la Higuera, presidente de FECOMA.  «A FECOMA le llegan muchas iniciativas de cohousing, que estamos tratando de encauzar de manera positiva, para dar realce a esta forma de vivir de manera colaborativa y para que la sociedad conozca esta otra vía de emprendimiento, que ajusta la vida propia a pautas de colaboración con otras personas», señalaba.

El cohousing es, fundamentalmente, el grupo de personas, no la vivienda. Es el colectivo quien lo decide todo de manera democrática, desde el diseño, prestaciones y colores de las viviendas, hasta los horarios, actividades y servicios prestados desde la comunidad, por citar unos ejemplos. «La piedra angular del cohousing son las personas que lo conforman», recalcaba Carmen Cobano, directora de Relaciones Institucionales de UNCUMA, y moderadora del faro.  Por lo tanto, la fórmula jurídica mayoritaria para definir esta forma de vida es la de la cooperativa, aunque no sea la única posible. «Los valores del cooperativismo encajan perfectamente con los principios del cohousing«, añadía.

Luis Martínez-Sicluna Sepúlveda, viceconsejero de Familia, Juventud y Políticas Sociales de la Comunidad de Madrid fue uno de los participantes en el debate. La Comunidad  de Madrid, ha sido pionera en regular el cohousing como centro de servicios sociales, determinando los criterios para la autorización de estos.  «Es un paso muy importante para reconocer que es un nuevo modelo de vida que existe, y que está funcionando, por el que estamos muy agradecidos a la Comunidad de Madrid», añadió Cobano.

El viceconsejero expuso que la Comunidad de Madrid «interpreta el cohousing como un medio de hacer frente a la soledad no deseada».

En Madrid hay más de dos millones de personas con más de 65 años, y un alto porcentaje de ellas experimenta esta soledad no deseada. «Entendemos que es bueno fomentar el cohousing, que las personas mayores vivan en grupo y decidan democráticamente su forma de vivir. Es una herramienta esencial para favorecer el envejecimiento activo y la promoción de la autonomía personal». Como inconvenientes de esta práctica, señaló las cuestiones económicas. «Determinados costes pueden constituir una barrera para las personas a la hora de poder participar de este tipo de iniciativas. Por eso, la Comunidad de Madrid y las entidades locales se plantean apoyar económicamente estas condiciones», afirmó.

Por su parte, Félix Martín, secretario general de Hispacoop y uno de los principales valedores de la coordinadora nacional de cohousing, señaló como una de las principales ventajas de esta fórmula el  envejecimiento activo. «Las personas quieren envejecer de otra manera. Quieren aprovechar su tercera etapa de la vida y aspiran a un bienestar social y de cuidados. Buscan tres elementos: participación, salud y seguridad, en un entorno amigable», señaló. Martín también recalcó, como había hecho Martínez-Sepúlveda, que el cohousing evita la soledad no deseada y facilita la búsqueda de cuidados. En cuanto a las desventajas, reconoció que se trata de «proyectos complejos», puesto que «hacen necesario poner de acuerdo a muchas personas y, como negocio, no resulta sencillo». Igualmente aludió a que es necesaria una gran inversión y a que «no es para todas las personas, es para la clase de personas que aceptan vivir en comunidad».

Victoria Lerroux, vicepresidenta del Consejo Rector de Trabensol y Psicóloga Clínica, buque insignia del cohousing senior en España puso un par de ejemplos reales de personas mayores, que viviendo solas y habiendo sufrido un accidente, físico o de salud, vieron muy limitadas sus vidas, algo que no hubiera pasado de vivir en una de estas comunidades colaborativas.  En cualquier caso, Lerroux reconoció que no todo el mundo puede vivir en un cohousing. «Hace falta tener un  espíritu colaborativo, en el que la solidaridad y la democracia son esenciales. Cuando las personas no tienen ese espíritu, por supuesto, hay otro tipo de soluciones», señaló.

Francisco javier Díaz, vicepresidente de Villa Armonía, aportó el punto de vista del cohousing intergeneracional que están poniendo en marcha. «Sin desmerecer a las iniciativas senior, la cercanía de gente joven a los mayores, es buena para ambos, es más natural», señaló.  También insistió en que el cohousing implica, necesariamente, colaboración mutua. Y, como inconvenientes principales de esta fórmula señaló dos: el económico y la adaptación a la vida en comunidad.  «Los miembros deben adaptarse, mudarse, cambiar de casa, probablemente vender su casa de toda la vida, para entrar en el cohousing y afrontar los gastos y mudarse, y esto es un paso difícil», explicó.

Fuente Comunicae

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