JAVIER M. DE LA HORRA
Quién no ha pensado alguna vez que la felicidad es un bien escaso y fugaz, un sentimiento que deseas convertirlo en permanente pero que en ocasiones se te escurre entre los dedos de la mano. El viernes 20 de marzo es el Día Internacional de la Felicidad, un día creado por la ONU tras una iniciativa del Reino de Bután, que considera que este sentimiento tendría que encabezar las variables que conforman el Producto Interior Bruto (PIB) de cada país. La Felicidad Interior Bruta (FIB), ese sí que sería un indicativo fiable (y saludable). En BBN no podemos cambiar los parámetros que guían la macroeconomía, pero sí ofrecerte algunas reflexiones que tal vez te ayuden a aproximarte a la felicidad, o cuanto menos a comprenderla. Para ello hemos hablado con nuestro coach de referencia Fernando Anso Ahedo, que en esta entrevista nos recuerda que «somos libres para elegir cómo vivir», pues la felicidad «depende de uno mismo».
¿Qué es la felicidad?
No tengo una definición, pero sí se que solo las personas emocionalmente inteligentes pueden optar a ella. Durante algún tiempo pensé que la felicidad era un estado de ausencia de preocupaciones. Cuando logré no pre-ocuparme, sino ocuparme de los asuntos que iban surgiendo, me di cuenta que la felicidad debía ser otra cosa porque, sólo (que no es poco) sin la circunstancia de la preocupación constante no necesariamente uno vive en estado de felicidad. Caí en la cuenta de que la felicidad es un estado de ánimo (las emociones otra vez). Por eso no es constante y se suele decir que la felicidad dura poco. Pero equivocadamente, pensamos que es porque alguien vendrá y me estropeará el día o se producirá una circunstancia que me inquietará. Echamos balones fuera… Y la realidad es que son las emociones que gobiernan nuestro estado de ánimo las que cambian. Si eres emocionalmente inteligente y aprendes a gestionar tus emociones sin buscar culpables, la felicidad entrará por tu puerta. La Buena Noticia de todo esto es que depende de nosotros…
Ya, y no todos consiguen ser felices de la misma manera…
Sin ninguna duda es una experiencia única. Para algunos la felicidad reside en dar, y para otros en recibir. La vida es un intercambio. No desde un punto de vista material, que es lo que nos vende una cultura capitalista, sino desde el punto de vista emocional. Hay estudios que determinan que una persona a quien le toca mucho dinero en la lotería, transcurridos 6 meses mantiene el mismo nivel de felicidad que tenía antes de pasar a ser rico (sólo materialmente), por lo que la felicidad reside en otra parte…
Bien, y… ¿qué debemos hacer para sentirnos más felices?
Aprender a gestionarnos emocionalmente. En esto el Coaching tiene mucho que decir…
Debemos equilibrar el grado de exigencia con nosotros mismo y con los demás. Uno tiene que ser consciente de que la felicidad depende de nosotros y, por lo tanto, de aspectos que podemos gestionar.
Por lo tanto, no busques tanto tu felicidad en cosas materiales. Tienes todo lo que necesitas para vivir felizmente.
Debemos pensar en que las cosas más maravillosas de este mundo son gratis y universales; nadie tiene limitado su disfrute: una puesta de sol, el amor de y hacia tu pareja, hijos, leer, reír, bañarse en el mar…
También debemos revisar con qué tipo de personas nos relacionamos habitualmente. Se contagia igual de rápido un estado de ánimo triste que un estado de ánimo de felicidad. Rodéate de gente feliz. Notarás los resultados.
La sonrisa suele ir unida a la felicidad. ¿Cuál es el poder de una sonrisa que en ocasiones es capaz de hacernos sentir mejor?
La sonrisa y la risa espontánea son un elemento indiciario de la felicidad con que vivimos. Por lo tanto e invirtiendo el orden, para sonreír y reír es requisito necesario previo ser y/o estar feliz. Por mucho que sonrías… no vas a ser feliz. Piensa que no sólo es importante lo que me hace sonreír sino también, y no menos importante, la sonrisas que soy capaz de generar en los demás.
He leído a un psicólogo decir que “la pareja te puede dar la felicidad, pero no tiene el poder de hacerte feliz, lo cual es un matiz importante” ¿Qué opinas?
Que estoy de acuerdo por cuanto que la felicidad depende de uno mismo. Uno debe querer ser feliz. Aquí me surge el concepto de la «elección». Uno es feliz porque quiere. Somos libres para elegir cómo vivir. Fíjate en Nelson Mandela, por ejemplo. A pesar de las severas circunstancias que le tocaron vivir, eligió ser feliz. Esto le permitió eliminar elementos tóxicos de su vida como el rencor hacia sus carceleros. Por lo tanto, y aquí recojo un planteamiento que ya habrás escuchado antes: “El 90% de tu vida es tu actitud y el 10% tus circunstancias”. Tú eliges.
Alguien que se encuentra en las antípodas de la felicidad, ¿qué pasos debería de dar para acercarse a ella poco a poco?
Que piense por un momento cuánto tiempo le queda para morir estando vivo. Así de fácil. Por otra parte, los cinco puntos de los que hemos hablado antes para sentirnos más felices pueden ser un buen comienzo.