Lucía Pérez, una bilbaína refugiada que cumple un siglo de vida

Foto 1Redacción. En la mañana del miércoles 3, Lucía Pérez de la Iglesia, nacida el 3 de agosto de 1916 y residente en el centro gerontológico bilbaíno Bilbozar (perteneciente a la red de infraestructuras sociales de la Diputación Foral de Bizkaia y gestionado por Igurco Servicios Sociosanitarios de Grupo IMQ), ha cumplido 100 años. Tal ocasión ha merecido un reconocimiento oficial por parte de la Diputación Foral de Bizkaia y del Ayuntamiento de Bilbao. En el acto, Lucía ha estado arropada por miembros de su familia, entre los que destaca su sobrina Carmen Seguín Pérez.

A la celebración ha asistido por parte del departamento de Acción Social de la Diputación Foral de Bizkaia, Miren Maitane Valle García, del servicio de Actuaciones Institucionales y Proyectos Sociales. Por parte del Ayuntamiento de Bilbao se ha contado con la presencia de Marian Pérez de Albéniz, del área de Acción Social del Ayuntamiento. Igualmente, María José Arenaza, directora del centro Gerontológico Bilbozar, ha acompañado a los representantes institucionales en la cita, junto con varios profesionales y usuarios del centro que han acompañado a Lucía en su centésimo cumpleaños.

La representante de la Diputación Foral de Bizkaia ha entregado a la homenajeada un grabado del famoso artista vizcaíno Jesús Lizaso, denominada ‘A salvo de cien tempestades’ y que representa a una persona mayor rodeada de su familia, a la que transmite su conocimiento, valores, cultura, etc., junto a un vistoso ramo de flores. La representante del consistorio bilbaíno ha regalado a la homenajeada una reproducción de ‘La Farola de Bilbao’.

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Lucía es fiel seguidora del Athletic Culb.

Lucía Pérez de la Iglesia nació el 3 de agosto de 1916, en Medina de Rioseco, provincia de Valladolid. En aquel tiempo, ejercía la presidencia del Gobierno de España en el reinado de Alfonso XIII el liberal Conde de Romanones y decenas de países se desangraban a causa de la I Guerra Mundial. Algo muy lejano ya para todos. Debido al trabajo de su padre, Lucía tuvo que marcharse a vivir a Oviedo, donde pasó su juventud hasta que estalló la Guerra Civil española. Una confrontación que obligó, tanto a ella como a su familia, a refugiarse en Francia y en la que perdió a su padre, víctima de dicha guerra.

En la posguerra se trasladó a Bilbao con su familia donde se asentaron definitivamente y donde adoptó a su querido Botxo como su patria definitiva. Fue desde el principio una gran aficionada del Athletic Club. Tal y como narra Carmen Seguín Pérez, su sobrina, “fue una de las primeras socias del Athletic. Entonces, no se permitía a las mujeres ser socias todavía y ella y sus amigas eran abonadas. Con el tiempo, esto cambió y fue una de las primeras mujeres en hacerse socia del Athletic Club”. La afición caló hondo en Lucía, que fue regularmente a ver a su equipo favorito, conociendo la delantera de Panizo, y viajando a finales de copa con su querido equipo siempre que podía “hasta que le comenzaron a fallar las fuerzas”.

Los últimos años de vida de Lucía “han sido duros, puesto que ha perdido a varios miembros de su familia. La pérdida de los seres queridos es algo que siempre deja huella”. Lucía Pérez de la Iglesia “siempre ha sido una institución en nuestra familia. Ella, aun siendo soltera, ha sido como una segunda madre para nosotros, una persona muy importante”, comenta su sobrina Carmen, quien la tiene en una alta estima.

Debido a su situación personal y familiar, Lucía es cuidada desde febrero de 2016 en el centro gerontológico Igurco Bilbozar, donde recibe la atención sanitaria y social que precisa por parte de profesionales expertos en la atención geriátrica y en donde ha desarrollado nuevas amistades. Su cumpleaños se vio nuevamente celebrado el mismo día del homenaje, por la tarde, con una merendola junto a varios miembros de su familia, entre los que se hallaban sus sobrinas Begoña y Aintzane y sus compañeras de residencia Marisa y su hija Koldobi, Camino y su amiga Alicia.

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